¡Que
despierte entre sollozos! - grité,
dando un palmetazo en la mesa de la cocina y haciendo temblar los
cubiertos que aún no había recogido -. Voy a repetir una plegaria
hasta que me canse, aunque sé que odiáis cuántas veces me repito:
¡Ojalá no me olvide, aunque se tire a otra! Dijo que yo le había
herido, ¡pues que me persiga entonces! Las víctimas persiguen a sus
asesinos, ¿no es así, hermanos? Que me envíe un whatsapp a las cinco de la mañana, que me
llame cuando esté borracho, ¡que me grite lo puta que he sido!, que
me encuentre por la calle y me mire con rencor, pero que nunca, nunca
me vuelva la cara. Sí, que haga eso. ¡Haz eso! Actualiza tu
Facebook con bonitas y vengativas canciones sólo para que yo las
vea, atúrdeme con besos que luego no llegan a nada en cualquier
rincón nocturno, esconde todas las camisetas que te regalé, pero
hazlo poniéndolas justo al lado de los preservativos; frena bruscamente justo en
frente de alguna de nuestras calles y escupe en ella, vuelve sólo en
primavera y conviértete así en mi particular Peter Pan... Luego vete
con cualquier vulgar Wendy. Aparece en mis sueños, no me tengas piedad.
Pero quédate siempre, no me dejes sola en este abismo donde no soy
capaz de encontrarte.
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